*Kike Valles *Andrea Chávez *La Regina

La renuncia al PRI del dueño de la Plaza de Toros, Kike Valles, marca un paso más para el desmantelamiento de ese partido y el engrosamiento de las filas de Morena.

Aunque Kike Valles anteriormente fue asertivo en sus decisiones, parece que le anda pegando el síndrome del priista dolido, y terminan huyendo a Morena, tal y como lo hizo Marco Adán Quezada, Fernando Tizcareño y Fermín Ordoñez, aunque éste último volvió al tricolor con la cola entre las patas.

Lo único relevante que Enrique Valles ha hecho en los últimos años, fue prestar su Plaza de Toros para que Aras siguiera engañando a los Chihuahuenses -después se supo que él también fue engañado- y darle una buena zarandeada a Javier Corral, quien lo acusó de ladrón, pero cuando lo tuvo de frente, casi se orinó del susto.

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La morenista Andrea Chávez al vil estilo del partido Nazi, le apuesta a la censura, y es que ahora trae el tren de que cualquiera que publique cosas en su contra, como fue el caso de Denise Dresser, deberá ser denunciado y censurado.

Como típica disque progresista inquisidora, ella se siente libre de mentir, engañar, traicionar a la gente e insultar a sus opositores, pero a la primera, se lanza con todas las triquiñuelas jurídicas para usar las instituciones en contra de sus detractores.

Este es el futuro que Morena quiere para México, lleno de censura y sin una oposición que represente el contrapeso necesario para el buen funcionamiento de una sociedad democrática.

Así Andrea Chávez, después de que se le vio “muy cercana” a Adán Augusto López, y logró mimetizarse con el Don, ahora ha pasado a la etapa de transición cerebral, tomando drásticamente y tajantemente la perversa ideología retrograda e inquisidora de AMLO, Adán Augusto y seguramente Sheinbaum.

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El dueño de La Regina y político de Movimiento Ciudadano, Mauricio Moure salió en sus redes sociales diciendo que los medios y las autoridades locales lo estaban “crucificando” y que estaban diciendo mentiras de la balacera que ocurrió en las puertas de su bar.

También dijo que explicaría la verdad de los ocurrido, pero sólo se enfocó en decir que la balacera fue afuera y no adentro, dejando claro que él ni estaba en el lugar y que no tenía la forma de evitarlo.

Todo esto lo hizo, mientras uno de sus guardias de seguridad perdía la vida en un hospital cuando recibía atención médica; así las cosas con Mauricio Moure, quien demostró que el interés de su mensaje era reprochar al Municipio la clausura de su negocio y no la del bienestar de sus trabajadores.

Por cierto, las referencias de los hechos de sangre ocurridos en ese bar años atrás, no son más que datos relevantes sobre ese inmueble, pues, aunque cambie de dueño, las cosas siguen ocurriendo en ese lugar.