Derribo de avión ruso con rehenes ucranianos supondría el alto a canje de reos

KIEV, Ucrania.- Al tiempo que Rusia y Ucrania intercambian acusaciones por el derribo de un avión militar ruso ocurrido durante la semana, una cosa está clara: Las familias temen que haya puesto en peligro un futuro intercambio de reos y que sus seres queridos permanezcan en prisión.

Incluso los hechos básicos están en debate. Funcionarios rusos acusaron el miércoles a Kiev de derribar el avión y afirmaron que 65 prisioneros de guerra ucranianos iban a bordo, dirigiéndose hacia un canje de reos. Las autoridades ucranianas señalaron que no hay ninguna prueba de la presencia de prisioneros de guerra y que Rusia simplemente trata de angustiar a la población ucraniana. Sin embargo, reconoció que el miércoles estaba programado un intercambio de esa naturaleza.

Ninguna de las partes proporcionó pruebas de sus acusaciones, dejando a los familiares y seres queridos en un estado vulnerable y sin ninguna respuesta. Muchos ucranianos de antemano se sentían angustiados antes del incidente, y desde hace meses no han sabido nada de sus seres queridos.

Ucrania teme que derribo de avión suspenda canje de rehenes con Rusia

El hermano de Yevheniia Synelnyk ha estado en cautiverio desde hace más de un año y medio. El miércoles, ella lloraba, preocupada, mientras las noticias del conflicto aparecían en las noticias.

“Una no entiende cuánto de esto es verdad”, comentó.

Al día siguiente, el cansancio la venció.

“Ya no quedan fuerzas para llorar”, dijo con voz cansada.

Synelnyk también es una representante de la Asociación de Familias de Defensores de Azovostal, creada en junio de 2022, poco después que alrededor de 2 mil 500 soldados ucranianos se rindieron ante Rusia por órdenes del presidente ucraniano durante el sitio de la planta de acero de Azovstal en mayo. De acuerdo con la asociación, cerca de 1.500 combatientes de la planta permanecen cautivos. Miles más que han sido capturados en otras batallas también están presos en Rusia, según las autoridades.

Yevheniia Synelnyk señala que las preocupaciones de los familiares aumentan debido a que los prisioneros de guerra han hablado sobre casos de torturas y abusos.

Ahora, muchas familias temen que los intercambios se detengan, afirmó Synelnyk. Los soldados que han vuelto suelen compartir información sobre otros cautivos con los familiares de éstos. La última vez que ella supo algo de su hermano fue hace un año.

Las familias se apoyaron unas a otras durante todo el miércoles.

“Mientras esas personas reciban atención, seguirán vivas allá”.

Con información de El Imparcial