Este 21 de noviembre, un acontecimiento clave se perfila en la Cámara de Diputados de México, el análisis y votación del dictamen que propone modificar la jornada laboral de 48 a 40 horas semanales. Pero de aprobarse, ¿Por qué tardaría años en aplicarse?
Y es que este cambio, si se aprueba, sería histórico, dado que la Ley Federal del Trabajo no ha visto modificaciones en este aspecto desde hace más de un siglo.
¿Pero por qué puede tardar hasta 8 años que se aplique la reducción en la jornada laboral?
La comunidad empresarial, aunque no se opone fundamentalmente a la disminución de las horas laborales, ha señalado que los años 2023 y 2024 no son los más apropiados para llevar a cabo tal cambio.
Las preocupaciones manifestadas por los empresarios se centran en el impacto potencial que la reducción de la jornada laboral podría tener sobre el tejido empresarial, particularmente en las pequeñas y medianas empresas, en un escenario aún marcado por las secuelas de la pandemia.
Estas inquietudes subrayan la necesidad de una consideración cuidadosa y estratégica en la implementación de este ajuste.
La propuesta, que reformaría la fracción IV del Apartado A del artículo 123 de la Constitución, ha recibido luz verde de la Comisión de Puntos Constitucionales de la Cámara de Diputados en abril de este año.
Sin embargo, la implementación no sería inmediata. Los empresarios han sugerido un periodo de adaptación de entre 5 a 8 años, argumentando la necesidad de una transición gradual.
Esta gradualidad no solo implicaría un cambio en la duración de la jornada laboral, sino también una mayor flexibilidad en la elección de los días de descanso obligatorio. Este enfoque refleja tendencias similares en otras naciones de América Latina.
¿Qué busca la iniciativa de reducción en la jornada laboral?
La iniciativa, impulsada por legisladores como Susana Prieto Terrazas y Jorge Álvarez Máynez, busca no solo reducir las horas de trabajo, sino también promover un balance más saludable entre la vida laboral y personal de los trabajadores, protegiendo su salud física y mental.
Así, mientras la Cámara de Diputados se prepara para este importante debate, el país se encuentra en la encrucijada de equilibrar las necesidades económicas con el bienestar de sus trabajadores, un desafío que resonará en los próximos años.