Reducción de la semana laboral: los primeros resultados del experimento global

Las personas trabajadoras que participaron en el programa piloto en Estados Unidos, Irlanda, Australia y Canadá reportaron mayor rendimiento y satisfacción con su trabajo; en las empresas, por su parte, se observó un aumento en la productividad y los ingresos.

Un grupo de empresas de cuatro países que por seis meses redujo la semana laboral a cuatro días aumentó sus ingresos 38%, según un estudio de investigadores del Boston College, del University College Dublin y la Universidad de Cambridge. Además, incrementaron sus contrataciones y redujeron el ausentismo y las renuncias.

Todo esto lograron sin bajar los salarios. Al término de un programa piloto, dirigido por esas universidades y la organización 4 Day Week Global, todas las empresas participantes decidieron continuar con el esquema de semanas laborales más cortas.

“La investigación llega en un momento en que se debate el futuro del trabajo a la luz de las nuevas tendencias, como el trabajo desde casa y el trabajo híbrido, que han surgido desde la pandemia de covid-19”, señala la Universidad de Oxford. También se presenta en medio de cambios legislativos en diversos países para reducir la jornada laboral.

En Congreso mexicano se han presentado diversas iniciativas enfocadas a reducir la jornada laboral de 48 horas. Sin embargo, apenas nos encontramos discutiendo el aumento de seis a 12 días de vacaciones, una reforma que no ha sido fácil por la reticencia del sector empresarial.

Nuestro país es el que menos días de descanso concede a la fuerza laboral y donde se trabaja más horas. La Ley Federal del Trabajo (LFT) sólo garantiza un día completo de asueto a la semana y en cuanto al periodo vacacional, tenemos los índices más bajos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Como resultado de ello, el 75% de las personas trabajadoras en el país padece estrés laboral crónico, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Es el nivel más alto de todo el mundo, por encima de Estados Unidos y China.

Los beneficios para las empresas

“A medida que las personas luchan por recuperarse de la pandemia, el estrés en el lugar de trabajo, los horarios prolongados y las presiones de la vida diaria se han convertido en problemas urgentes”, señala el reporte Evaluación de ensayos globales de tiempo de trabajo reducido sin reducción de salario.

El estudio comenzó en febrero de este año. Durante dos meses, las compañías se prepararon para el cambio en las jornadas de trabajo “asistiendo a talleres, recibiendo capacitación y tutoría y siendo parte de una red de apoyo entre pares”.

La mayoría agregó el viernes al descanso que ya concedían los días sábado y domingo. Algunas otras otorgaron el lunes o miércoles y unas más cambiaron los días extra cada semana.

En abril, las empresas de Estados Unidos, Irlanda, Australia y Canadá iniciaron el programa piloto de seis meses. La participación incluyó a compañías de los sectores administrativo, tecnologías de la información, telecomunicaciones, servicios profesionales, atención de la salud, alimentación, venta al por menor, construcción y manufactura.

Al finalizar el periodo de prueba, reportaron estar “extremadamente satisfechas con su desempeño, productividad y su experiencia en general”. En una escala de 0 a 10, donde 0 es muy negativo y 10 es muy positivo, la prueba obtuvo una calificación de 9 por parte de las personas empleadoras. El desempeño general de la empresa y el impacto beneficioso a la productividad obtuvieron un puntaje de 8.

El aumento de los ingresos estuvo acompañado de un crecimiento en el número de trabajadoras y trabajadores. En promedio, las empresas participantes del programa incrementaron su personal en 12% a lo largo del periodo de prueba.

La prueba se llevó a cabo cuando todavía estaba presente en dichos países el fenómeno conocido como “la gran renuncia”, cuando muchas personas dejaron sus trabajos. Sin embargo, entre las empresas participantes no se registró esta situación.

Estos logros se consiguieron a pesar de que no todas redujeron las horas semanales de 40 a 32 horas, algunas se quedaron en 34 horas de trabajo a la semana. Según el reporte, en cuatro empresas las horas laborales estaban muy por encima de las 40 cuando comenzó la prueba y en otras, las personas trabajaban en su día libre.

Trabajadores opinan: Más sueño, mejor vida

Los resultados en el personal que participó en el programa piloto, a grandes rasgos, fueron: experimentaron menos estrés y menos fatiga laboral (burnout), mejoraron su salud física y mental, aumentó el sentido de satisfacción con sus vidas y su rendimiento laboral.

Pero hubo otras mejoras en aspectos cotidianos y fundamentales como la posibilidad de dormir. La prevalencia de insomnio “se redujo significativamente”, al inicio de la prueba el 41% de los trabajadores y las trabajadoras tenían problemas generales del sueño y al finalizarla, esta proporción era de 35 por ciento.

En general, “las personas sintieron que eran más productivas y hacían un mejor trabajo con el cambio a una semana de cuatro días”. Otro aspecto relevante es que “pudieron ejercer un mayor nivel de control sobre sus horarios”.

Para el grupo de especialistas, los hallazgos sugieren que la reorganización del trabajo y la reducción del tiempo improductivo fueron exitosas. Es decir, la productividad y el rendimiento no se logran necesariamente con más tiempo de trabajo y, aparentemente, más acelerado, pues “no es una estrategia sostenible o deseable”.

Con información de Blanca Juárez | El Economista