Brasil ha propuesto una estrategia innovadora para enfrentar el cambio climático y combatir el hambre a nivel mundial: gravar a los individuos más adinerados.
Como presidente del Grupo de los 20, Brasil ha centrado sus esfuerzos en la implementación de un impuesto mínimo global sobre el patrimonio de los multimillonarios, destinando los fondos recaudados a la lucha contra el calentamiento global y la pobreza en países de ingresos bajos y medios.
Esta medida, que ha sido presentada por expertos como Gabriel Zucman, ha recibido respaldo de países como Francia y España, así como de la directora del FMI, Kristalina Georgieva.
La propuesta de Brasil busca crear un consenso entre los miembros del G20 para analizar la viabilidad de imponer un impuesto a los ultrarricos durante los próximos tres años. Se estima que este impuesto podría generar alrededor de 250 mil millones de dólares anuales a nivel mundial, recursos que podrían destinarse a un fondo de desarrollo para apoyar la transición hacia economías más sostenibles en los países más necesitados.
Aunque la idea de gravar a los más ricos del mundo puede enfrentar desafíos, Brasil se muestra optimista debido al éxito previo del impuesto mínimo a las corporaciones multinacionales implementado por la OCDE. La propuesta, respaldada por economistas destacados, refleja un enfoque innovador para abordar desafíos globales urgentes como el cambio climático y la pobreza.
