Los alimentos ricos en omega-3 ofrecen grandes beneficios al cuerpo humano, fortaleciendo las membranas del corazón y ayudando a mejorar el pronóstico en caso de que se produzca un infarto de miocardio, según un estudio realizado por investigadores del Hospital Germans Trias i Pujol (IGTP) y el Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM).
Este estudio, publicado en la revista Journal of the American College of Cardiology, destaca que los ácidos grasos omega-3 de origen vegetal, conocidos como ácidos alfa-linolénicos (ALA), presentes en alimentos como nueces, soja y sus derivados, actúan de manera complementaria a los omega-3 de origen animal. Mientras los niveles altos de ácido graso omega-3 animal, encontrado en el atún o el salmón, se asocian con un menor riesgo de reingreso en el hospital por problemas cardiovasculares, los niveles más altos de omega-3 vegetal se relacionan con un menor riesgo de mortalidad.
Protección del Corazón a Través del Ácido Eicosapentaenoico (EPA)
El ácido eicosapentaenoico (EPA), un tipo de ácido graso omega-3 presente en el pescado azul, juega un papel esencial en la protección del corazón. Cuando incorporamos regularmente pescado azul en nuestra dieta, el EPA se integra en los fosfolípidos de las membranas de las células cardíacas (cardiomiocitos), lo que ayuda a proteger el corazón contra diversos factores estresantes.
Este enriquecimiento de las membranas del miocardio es fundamental para limitar los daños en caso de que ocurra un infarto. El director clínico de Cardiología de Germans Trias, Antoni Bayés, destaca que la inclusión de omega-3 de origen marino y vegetal en la dieta de pacientes con riesgo cardiovascular es una estrategia integral para mejorar su calidad de vida y su pronóstico en caso de sufrir un infarto.
Los hallazgos de este estudio subrayan la importancia de una dieta equilibrada que incluya tanto fuentes de omega-3 de origen animal como vegetal para mantener la salud cardíaca y reducir el riesgo de eventos cardiovasculares graves.
