Ciudadanos del ecuador avalan plan de seguridad de Noboa en referéndum constitucional

México.- Los ecuatorianos han dado un fuerte respaldo al presidente Daniel Noboa en el referéndum constitucional celebrado el pasado domingo. El resultado del plebiscito, con nueve de las 11 preguntas aprobadas, muestra el respaldo a la estrategia de seguridad del mandatario, en un contexto de crisis por el avance del narcotráfico y la violencia relacionada. Noboa busca enfrentar a las organizaciones criminales con cambios constitucionales que permitan una mayor intervención de las Fuerzas Armadas y la extradición de ciudadanos ecuatorianos para procesos judiciales en el extranjero.

Los votantes aprobaron la modificación de la Constitución para que las Fuerzas Armadas puedan realizar operaciones conjuntas con la Policía sin la necesidad de decretar un estado de excepción, una práctica común en Ecuador ante motines carcelarios o amenazas de seguridad. El referéndum también aprobó la extradición de ciudadanos ecuatorianos, siempre que no enfrenten la pena de muerte o acusaciones por delitos políticos, con excepciones para terrorismo y crímenes de lesa humanidad.

Noboa, que asumió el cargo en medio de la violencia relacionada con el narcotráfico, lanzó rápidamente un mensaje a las organizaciones criminales con la detención de uno de los líderes de la banda Los Lobos, quien se había fugado de la cárcel en enero. También desafió a las autoridades mexicanas al declarar objetivo militar al narcotraficante El Mayo Zambada, líder del cártel de Sinaloa. Este conflicto con México se intensificó después del asalto a la Embajada mexicana en Quito, donde las autoridades ecuatorianas violaron convenios diplomáticos al llevarse a Jorge Glas, exvicepresidente de Rafael Correa que acababa de recibir asilo.

Aunque Noboa logró un sólido respaldo en el referéndum, el camino por delante está lleno de desafíos. Los expertos advierten que la estrategia de seguridad debe evitar violaciones a los derechos humanos y aprender de los errores de otras políticas de mano dura en la región, como la guerra contra las pandillas en El Salvador. Además, cualquier plan de seguridad debe abordar las causas estructurales de la violencia, como la desigualdad y la falta de oportunidades en las zonas más afectadas por el crimen.