¿Jubilarse a los 65 años? Proyecto en duda para el 58% de los trabajadores en México

Ya sea por el aumento en los costos de vida o por un deseo de seguir activos en el mercado laboral, en México y otras economías se observa un aumento en el número de personas que piensa –o necesita– retrasar sus planes su retiro.

La situación económica a nivel global comienza a cobrarle factura en los planes de jubilación de las personas. Una parte importante de la fuerza laboral ha perdido la confianza en retirarse a los 65 años. De acuerdo con el Workmonitor de Randstad, el 58% de los trabajadores mexicanos asegura que el contexto económico les impedirá cumplir con su proyecto de retiro de la vida laboral.

“Las pensiones no son suficientes para mantener la calidad de vida mínima, y lo que se busca es ampliar de alguna manera el ingreso. Hay muchos temas, como la edad y lo que tienes ahorrado”, señala Marcela Calderón, socia de Seguridad Social y Servicios Fiscales en Remuneraciones de KPMG México.

El fenómeno es global, de hecho, el 18% de las personas planea retrasar su retiro por los aumentos en los costos de vida. En nuestro país la proporción es ligeramente mayor, con el 19% de los trabajadores que manifiesta lo mismo.

“Muchos vuelven a trabajar a medida que se impone la realidad económica, sobre todo porque el aumento de los costes energéticos y domésticos hace mella en sus ahorros y pensiones. El 70% de los encuestados en todo el mundo afirma que su situación económica les impide irse tan pronto como quisieran”, destaca el reporte.

Entre los principales factores que los propios trabajadores refieren como barreras para retirarse de la vida laboral a los 65 años, se encuentran:

  • La situación económica
  • La necesidad de tener un trabajo en la vida
  • Esperar una meta concreta
  • Sentimiento de obligación con la empresa
  • No hay interés en jubilarse

Para Moisés Pérez Peñaloza, líder de Retiro y Bienestar Financiero de AON para Latinoamérica, este fenómeno se vincula con dos factores, el primero es una mejor expectativa de vida, lo que se traduce en un interés de seguir activo en el mercado laboral después de una edad de jubilación; el segundo motivo se vincula con la parte económica. “Pensemos en las personas que no tienen una pensión con la Ley del 97 donde no hay un ingreso de garantía y la pensión está determinada por los ahorros”.

Sin embargo, el reto es distinto cuando las personas retrasan sus planes de retiro por necesidad económica a cuando lo hacen por un deseo de mantenerse activo en el mundo del trabajo, puntualiza el especialista.

En el último año, en todo el mundo disminuyó la confianza entre la fuerza laboral para jubilarse antes de los 65 años, la proporción se redujo de 61 a 51% entre quienes piensan que esto será posible.

Los planes de jubilación, advierte la investigación de Randstad, se convertirá en un desafío para empresas y trabajadores, porque el envejecimiento de la población alcanzará un nivel crítico en esta década.

“Los incentivos de ahorro para las nuevas generaciones que tienen una nueva forma de pensar tienen que venir a través de los beneficios fiscales, y los productos financieros del ahorro deben tener una mayor difusión. Definitivamente hay que promover la cultura del ahorro y la educación financiera, empezar desde chicos”, opina Marcela Calderón.

Por su parte, Moisés Pérez Peñaloza, subraya que todas las acciones para promover el ahorro y la planeación de gastos tendrán un efecto generacional. “Eso toma años o generaciones para poderse lograr, la respuesta es compleja porque estamos en la antesala de tener millones de jubilados en el país”.

Seguridad laboral, elemento cada vez más relevante

Conectado con el efecto de la incertidumbre económica, en el último año la seguridad laboral tomó mayor relevancia entre los colaboradores. México no es una excepción en este renglón. De hecho, al 61% de las personas en nuestro país le preocupa perder su trabajo, esto representa casi el doble del promedio global.

“La ansiedad crece como consecuencia de una serie de despidos importantes durante el año pasado, que incluyeron muchos puestos de altos cargos en empresas tecnológicas”, refiere el informe.

En este sentido, el 68% de los trabajadores mexicanos asegura que no aceptaría un empleo que no le garantice estabilidad, un nivel ligeramente superior al 63% global. En tanto, el 77% de los empleados manifiesta preocupación por el impacto de la incertidumbre económica en su trabajo.

“La inseguridad crece no sólo por los despidos. Muchos sienten que no pueden hacer frente al aumento del coste de la vida”, indica Randstad en su investigación.

Además de la preocupación por la estabilidad en el empleo, la pérdida de poder adquisitivo por el entorno inflacionario provoca que el 31% de los trabajadores en México se plantee tener un segundo trabajo, con lo que también se supera la media global de 25 por ciento.

Con información de El Economista