Al gobernador Javier Corral, en la víspera de su mandato ya ni en Morena lo quieren, y aunque ese partido ha venido reciclando lo peorcito del PAN y el PRI.
La mayoría de los morenos en Chihuahua han expresado su rechazo a que el gobernador se sume a sus filas.
Uno de ellos ha sido el profe Martín Chaparro, quien se cuestionó sobre lo que Juan Carlos Loera y el propio Mario Delgado, le hayan visto a Corral, pero ha sido reiterativo que cuando se va a sumar a alguien a Morena, primero se checan sus antecedentes, y es obvio que Corral no es digno de pertenecer a ese movimiento, -según ellos, porque han reclutado a peores-.
Tanto en Morena como en Movimiento Ciudadano, la militancia dice no querer a un Javier Corral, pues no vaya a hacerles el mismo desmadre que les hizo a los panistas, y es que tienen razón, quien en su sano juicio va a querer a un grillero, traicionero, convenenciero, mal agradecido y apuñalador dentro de un instituto político.
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En este espacio hablaríamos del desprecio de los titulares de los organismos autónomos por Javier Corral, como lo fue la ausencia de personal del Poder Judicial en el último informe o del desdén del Poder Legislativo, pues sólo Blanquita Gámez acudió al llamado.
Pobre gober, ya sabemos que el apestado es el que se va, mientras que los besos en los pies es para el que llega, lo malo de esto, es que quien llega es Maru Campos, su compañera de partido, de quien recibió la espalda pero porque se la ganó a pulso, con un capricho disfrazado de combate a la corrupción.
Quienes lo defendieron a medias y sacando cartas inteligentes bajo la manga, fueron Rocío Reza, Gustavo Madero y Álvarez Monje, además han señalado que si bien, este gobierno no tiene el respaldo de la gente, es porque los verdaderos logros no llegaron a oídos de los chihuahuenses, pero ellos aseguran que con el tiempo, la raza se dará cuenta de los legados que dejó Javier Corral… Claro, cuando eso pase, a todo mundo se le habrá olvidado quien fue ese señor que brilló por su habilidad en la cancha de golf.
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“Dijo mi mamá que siempre no”, fue lo que comentó López Obrador, sobre la carta responsiva de los padres de familia que envíen a sus hijos a las aulas, y es que como acostumbra, aunque al principio fue su propia idea, terminó quitándose el saco y aventándolo a las autoridades educativas, a las que calificó como burocráticas, aunque la idea venía de él.
No había discusión sobre el tema, pues al pedirle a los papás que enviaran a sus hijos a la escuela pero que primero firmaran una carta diciendo que era su culpa si se contagiaban de coronavirus, automáticamente estaba aceptado que la estupidez venía de su gobierno.
López Obrador no hizo caso a sus asesores, quienes ya se lo habían advertido, tampoco hizo caso a los sindicatos de docente y mucho menos a las asociaciones de padres de familia de todo el país, pero finalmente escuchó a las benditas redes sociales, en donde ya lo habían tupido por tan idiota decisión.
Lo triste es que el presidente sólo eliminó el protocolo de la carta responsiva, esa misma que firmas cuando te sube a la montaña rusa, a las tirolesas y cuando escalas el monte Everest, -o sea que te puedes morir por andar ahí-, sin embargo dejó en pié el regreso a clases presenciales obligatorio a partir del 30 de agosto… triste decisión genocida.
Hay escuelas en el país que no tienen…deje usted; gel o sanitizante, ¡no tienen AGUA! y nadarlos con cubrebocas o caretas para muchos padres de familia es un gasto que no pueden sopesar, pero en fin, que Dios nos agarre confesados…
