La NASA y RocketLab despliegan con éxito la primera vela solar en el espacio

En una emocionante colaboración entre la NASA y la compañía RocketLab, se logró desplegar con éxito la primera vela solar de la historia. Este innovador sistema de propulsión, basado en la presión de la luz solar, es un avance significativo hacia el futuro de los viajes espaciales. A diferencia de las velas convencionales que utilizan el viento, las velas solares aprovechan los fotones que llegan desde el Sol para impulsar las embarcaciones espaciales.

El lanzamiento tuvo lugar el 24 de abril, cuando RocketLab llevó al espacio un pequeño satélite equipado con una vela solar. Una vez en órbita baja, a unos 965 kilómetros de altura, el satélite desplegó una estructura espacial de 80 metros cuadrados, compuesta por un polímero reflectante y resistente a las variaciones extremas de temperatura. Este despliegue fue un momento clave, pues permitió confirmar la eficacia del mecanismo y la viabilidad de este tipo de propulsión.

El propósito de esta primera vela solar es recopilar datos críticos sobre la propulsión mediante la presión de la luz, lo que permitirá a los científicos estudiar el comportamiento de la vela y planificar futuras misiones. La misión consistirá en realizar una serie de maniobras para demostrar el ascenso y descenso en la órbita utilizando únicamente la presión de la luz solar.

Alan Rhodes, ingeniero de sistemas y líder del Centro de Investigación Ames de la NASA, explicó la importancia de este proyecto: “El Sol seguirá ardiendo durante miles de millones de años, por lo que tenemos una fuente ilimitada de propulsión. En lugar de lanzar enormes tanques de combustible para futuras misiones, podemos lanzar velas más grandes que utilicen combustible ya disponible”.

La vela solar desplegada tiene el potencial de ser visible desde la Tierra, con un brillo similar al de la estrella Sirio, la más brillante en el firmamento. Los avances logrados con esta tecnología abren las puertas a futuras aplicaciones, incluida la posibilidad de velas solares de hasta 2,000 metros cuadrados, lo que podría revolucionar la forma en que exploramos el espacio.

El éxito de esta primera vela solar marca un paso importante en la exploración espacial, demostrando que la energía solar puede ser un recurso valioso para misiones futuras. Si los resultados son positivos, este método de propulsión podría ser fundamental para viajes interplanetarios y más allá.