Ciudad de México.- En los últimos meses, Quinto Elemento Lab se ha dedicado a documentar y divulgar lo que llaman “Crisis Forense”. En la serie de reportajes, investigan cómo los Servicios Médicos Forenses (Semefos) de todo el país están rebasados por el incremento en decesos de las últimas décadas. De acuerdo con cifras oficiales, 38 mil 891 cuerpos han pasado por las morgues sin que éstas hayan logrado identificarlos.
La consecuencia del rebase en la capacidad de los Semefos es que miles de familias han perdido la oportunidad de saber si sus desaparecidos murieron o siguen con vida. Quinto Elemento Lab lo describe como una segunda desaparición, mientras que Eme Equis lo llama desaparición silenciosa.
En sus últimos reportajes, publicados el 29 de septiembre, ambos medios narran una característica particular de la crisis, la disposición de los cuerpos en fosas comunes y, o, la donación de los mismos a escuelas de medicina en todo el país.
A través de cuatro historias, las de Cosme, Gemma, “Octavio” y “Javier” y José Luis, estos dos reportajes señalan a la incapacidad del gobierno federal para finalizar investigaciones de homicidios y feminicidios al archivarlos sin identificar a las víctimas.
No es sólo la imposibilidad de asignarles un nombre, en muchas ocasiones, los cuerpos son dispuestos de inmediato sin realizar ninguno de los protocolos técnicos para documentar sus rasgos, su huella dental o su perfil genético.
Los familiares de las víctimas, víctimas ellos mismos, en estas historias coinciden en la descripción del trato recibido por parte de las autoridades en Ministerios Públicos o Procuradurías de Justicia. Los funcionarios de estas instituciones, más frecuentemente que no, minimizan sus solicitudes de acceso a fotos o registros de cuerpos. Revictimizan a los desaparecidos con las fórmulas conocidas del “Seguro anda de vago”, “¿Para qué andaba ahí?” y “Seguro se escapó, así son los jóvenes”.
En el reportaje de Eme Equis, con firma de Luis Alonso Pérez, además están documentadas las irregularidades entre los registros forenses y los registros de los anfiteatros en universidades públicas y privadas. De acuerdo con las cifras obtenidas en solicitudes de información pública y registros observados, hay universidades que, en los últimos 20 años, declararon más cuerpos donados por los Semefos que los registrados por éstos en sus documentos. En otros casos es al revés, las morgues documentaron más cadáveres donados que los que las universidades registraron como recibidos.
Los estados con más anomalías son Nuevo León y Veracruz. El primero, con 263 irregularidades comprobables, declaró haber donado 60 cuerpos a la Universidad Autónoma de Nuevo León cuando ésta tiene 323 cuerpos documentados en sus actas. El estado del Golfo tiene 228 irregularidades, ya que el gobierno no tiene ningún acta de donación y la Universidad Veracruzana declaró haber recibido 228.
Esta investigación cuestionó a la doctora María Casas, de la Universidad Panamericana y experta en bioética y a Aida San Vicente, maestra de la Facultad de Derecho, en la Universidad Nacional Autónoma de México, sobre el tema. Ellas coinciden en que, de hecho, existen protocolos claros y rigurosos para el trámite de cuerpos, pero los Semefos los ignoran habitualmente.
La investigación de Quinto Elemento Lab, con firma de Francisco Rodríguez, describe una situación similar con la disposición de cuerpos en fosas comunes. Los servicios de investigación suelen deshacerse de ellos sin registrar más que su paso por la morgue.
Al final, el efecto es similar, miles de familias, madres y padres, hermanas y hermanos, han pasado años buscando a sus parientes desaparecidas y desaparecidos, cuando pudieron haber hallado respuestas expeditas si el sistema forense de México tuviera personal antropológico suficiente, el material técnico necesario, el espacio adecuado y si el país, en primer lugar, no produjera casi 3 mil muertos al mes por homicidio doloso.
Con información de Infobae