¿Por qué Ecuador es atractivo para los cárteles del narcotráfico?

Ecuador se ha visto azotado por la pobreza, la pandemia de COVID-19, la debilidad de sus fuerzas de seguridad y por la corrupción, pero también tiene un importante, y legítimo, comercio exterior.

Los buques parten desde allí a Estados Unidos y Europa con enormes contenedores de bananas — fruta de la que el país es el mayor exportador mundial — a bordo, y esos son buenos escondites para la cocaína.

“Hay una confluencia de factores y, sí, están las bananas, una enorme cantidad de contenedores y establecimientos y tapaderas para el contrabando por todo el mundo, en Europa, desde Europa a Turquía y a otras partes del mundo”, dijo Vanda Felbab-Brown, investigadora principal del Centro Strobe Talbott para Seguridad, Estrategia y Tecnología del Instituto Brookings.

En unos pocos años, según los expertos, la experiencia y el músculo de los cárteles mexicanos han convertido Ecuador en el puerto de embarque de casi un tercio de toda la cocaína que entra a Europa.

Según un reporte de 2023 de la Oficina contra la Droga y el Delito de Naciones Unidas, “la proporción de cocaína reportada a la Oficina Regional de Inteligencia de Europa Occidental con Ecuador identificado como punto de partida subió del 14 por ciento en 2018 al 29 por ciento en 2020 y al 28 por ciento en 2021″.

Gran parte de la cocaína estaba vinculada a los cárteles mexicanos, que se trasladaron a países productores como Colombia luego de los acuerdos de paz firmados allí en 2016 con los rebeldes izquierdistas.

Los campos de hoja de coca colombianos se han acercado cada vez más a la frontera con Ecuador debido a la fragmentación de los grupos criminales tras la desmovilización de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia ese mismo año.

En México, desde donde los cárteles envían principalmente fentanilo y metanfetamina a Estados Unidos, la batalla entre Sinaloa y Jalisco ha provocado una persistente ola de violencia que dura ya una década.

Algo parecido puede verse en Ecuador, pero a un ritmo sorprendentemente rápido. La tasa de homicidios en el país se disparó desde alrededor de seis por cada 100 mil habitantes en 2016 — comparable a la de Estados Unidos — a unos 40 por cada 100 mil el año pasado.

El modelo de negocio de los cárteles mexicanos en el extranjero es prácticamente una copia del local: asegurar el control de una zona reclutando a bandas locales con ofertas de armas y dinero en efectivo. Después, luchar sin piedad contra el cártel rival por el control del territorio.

 

Con información de El Financiero, para leer la información completa visita la página.