IMSS-Bienestar, la catástrofe que se avecina

Lo que mal empieza mal acaba y para muestra un botón, uno de muchos en la 4T: el proyecto de decreto recién aprobado el 25 de abril por los diputados afines al oficialismo, que reforma, adiciona y deroga diversas disposiciones de la Ley General de Salud, con la finalidad de regular el Sistema de Salud para el Bienestar, a través -entre otras cuestiones- de la extinción del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi).

Después de la aberrante y ominosa decisión de desaparecer el Seguro Popular y dejar en la indefensión a 53 millones de mexicanas y mexicanos, el Insabi era el que se encargaba de ofrecer atención médica gratuita y medicamentos a las personas sin ningún tipo de seguridad social. Ahora, los servicios que proporciona esta institución serán absorbidos por el IMSS-Bienestar.

Pero ¿qué es lo realmente grave de esta situación?, pues el hecho de que de nueva cuenta se trata de una decisión sin reglas de operación claras y que hará migrar los problemas de una dependencia a otra.

Según el Doctor Xavier Tello, analista en políticas de salud, el Insabi no fue creado para dar atención médica a los pacientes, sino para adueñarse y administrar los recursos del extinto Seguro Popular.

También advierte el mal manejo de los recursos para las licitaciones de los medicamentos, las cancelaciones de contratos que había para colaboraciones público-privadas y la desaparición de más de 100 mil millones de pesos del Fondo de Gastos Catastróficos (creado por el Seguro Popular para la atención de enfermedades graves), según un reporte de la organización México Evalúa.

Si bien el Seguro Popular no alcanzó la perfección en sus 14 años de existencia, por lo menos tenía bases sólidas y en todos los rubros proporcionó mejores resultados que el Insabi.

Por ejemplo: más de 40 millones de consultas externas se dejaron de realizar y, en un año, el número de mujeres atendidas por cáncer de mama en el seguro popular fue de 7,406, mientras que en el Insabi de 4,600.

De igual forma, los menores con cáncer infantil atendidos por el Seguro Popular sumaron 1,721, mientras que del Insabi sólo fueron 368 y, por desgracia, 3,000 niñas y niños murieron por no tener medicamento contra el cáncer. Desde que inició, en septiembre de 2022, se ha reportado un millón 474 mil 206 decesos.

Incluso, según expertas y expertos en salud pública, retrocedimos 4 años en la esperanza de vida con la desaparición del Seguro Popular y según el diputado federal Salomón Chertorivski, del partido Movimiento Ciudadano (MC), esa ha sido la peor decisión del actual gobierno: “Se creó el Insabi y ahora se busca trasladar sus facultades al IMSS-Bienestar y volverá a fracasar, porque las mismas fallas y vicios se están trasladando. Será una nueva y trágica etapa para la salud de los mexicanos”.

De hecho, según el Centro Nacional de Evaluación para la Educación Superior (Ceneval), en 2018 había 16.2 millones de mexicanos sin servicios de salud, pero para el 2020 la cifra había aumentado a 28.2 millones, ello sin considerar también los terribles estragos que dejó la pandemia de la covid-19.

De igual forma, según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), en los dos primeros años de operación del Insabi, los mexicanos sin acceso a servicios de salud aumentaron 16.2 por ciento en 2019 y 28.2 por ciento en 2020, lo que representa un incremento de 35.7 millones de personas.

En resumidas cuentas, el Insabi, a pesar de que su objetivo era equipararse a los servicios y cobertura de países primermundistas como Canadá y Dinamarca, enfrentó los mismos problemas que el organismo al que sustituyó: falta de medicamentos y personal sobrepasado por la magnitud de trabajo y por la precitada pandemia. De hecho, según el Global Health Service Monitor, en 2021 México se mantuvo entre los cuatro países con el peor sistema de salud en el mundo.

Además, el problema no es solo el hecho de que no se pudieron igualar las cifras que tenía el Seguro Popular, sino que de nueva cuenta la transición de los recursos humanos y financieros al IMSS-Bienestar pueden desgraciadamente desestabilizar al país, ya que comprometen a la salud como base primordial de la vida.

Desde que fue creado en el 2019, el Insabi estaba destinado al fracaso y los mismos voceros del oficialismo lo han admitido, así como el hecho de que no se han surtido 44 millones 923 mil 349. Los asesores detrás de su creación son los verdugos de los enfermos que sufren por un capricho del presidente.

Las malas decisiones de la transformación de cuarta han costado vidas, empero, como lo he mencionado en ocasiones anteriores en este mismo espacio, lo que a ellos les importa no es garantizar la salud ni el progreso de la población, sino tener los suficientes recursos para ofrecer apoyos clientelares a su base electoral.

Y esa es otra, a ver cómo se va el Insabi, porque a la fecha tiene observados 14 mil 628 millones de pesos que no han sido debidamente comprobados en las cuentas públicas del 2020 y del 2021, de acuerdo con la Auditoría Superior de la Federación (ASF).

Regreso al principio: lo que mal empieza mal acaba… ¿va a dejar este gobierno esa suciedad bajo la alfombra?, ¿lo dejarán en la oscuridad total y lo declararán como asunto de Seguridad Nacional hasta el 2054?

Con información de Publímetro