*Mucho acordeón, poca urna *Del repudio al deber cívico… por órdenes superiores *Kínderes al calor del abandono

Mucho acordeón, poca urna: la democracia a regañadientes

La gran jornada electoral que prometía fortalecer la justicia terminó siendo… otra comedia involuntaria. Como buen circo, tuvo todo: casillas que abren tarde, funcionarios que no llegaron, ciudadanos que votaron a ciegas, y acordeones circulando más que las boletas. Lo que no hubo, fue gente votando.

Los organizadores, eso sí, intentaron maquillar la pachanga. Morena inflando números con entusiasmo y el INE vendiendo cifras que ni ellos se creen. Según Yanko Durán, votó entre el 10 y el 12% del padrón en el estado. Según Taddei, casi el 13% a nivel nacional. Pero si uno se quita los lentes del oficialismo, los números reales apenas alcanzan el 8%. O sea, más de 90 millones de mexicanos le dijeron al sistema: “gracias, pero no gracias”.

Del repudio al deber cívico… por órdenes superiores

Y hablando de farsas, la presidenta del Tribunal Estatal Electoral, Myriam Hernández Acosta, dio cátedra de incongruencia. La misma que se pasó semanas criticando la elección como si fuera el Apocalipsis democrático, terminó votando. ¿Convencida? Para nada. Cuentan que la gobernadora Maru Campos tuvo que jalarla de la manga y decirle: “mira, votas y te callas”. Muy institucional, muy democrático.

Y es que según Maru, aunque la elección “es una jugada sucia de Morena”, ya que estaba montado el teatro, había que actuar. Así que se fueron todos a escena: Santiago de la Peña, diputados del PRIAN, y demás piezas del ajedrez político buscando acomodar a sus incondicionales en el Poder Judicial. Porque una cosa es rechazar la elección, y otra muy distinta dejar pasar la oportunidad de meter mano.

Kínderes al calor del abandono

Y mientras los de arriba juegan al poder, los de abajo sudan. En el kínder Francisco Villa, en Chihuahua capital, no hay contrato con la CFE. Comparten electricidad con la primaria Juan Alanís, pero con cada apagón, también se va el aire acondicionado. Resultado: niños derritiéndose en el aula como si el calor fuera parte del plan de estudios.

Ahí entró en escena el abogado estrella del amparo exprés, Gabriel Vidaña, quien llegó por casualidad y, al ver el caos, ofreció sus servicios “por amor al arte” —que en este país, a veces, es la única esperanza. Los padres de familia, hartos de pedir y no ser escuchados, ahora confían en que el litigio sea el único lenguaje que entiendan en Hacienda y la Secretaría de Educación y Deporte.

Mientras los políticos siguen jugando al ajedrez con el Poder Judicial, hay kinders sin luz, calorones insoportables y familias que se topan con un muro de indiferencia institucional. Pero claro, lo urgente es la elección judicial. O al menos eso dicen… mientras votan a regañadientes.