*Se llevarán el agua de Chihuahua… *Morena y la austeridad selectiva *Guadalupe y Calvo: café “mata” violencia de género

Se llevarán el agua de Chihuahua… 

La Federación planea llevarse el agua de Chihuahua con la con cubeta industrial. La Conagua quiere extraer líquido de la presa El Granero, dejando a los agricultores chihuahuenses mirando al cielo con la esperanza de que llueva… algo más que promesas.

Hasta ahora, nadie ha querido explicarle a los productores —que este año, por cierto, se quedan sin ciclo agrícola— cómo exactamente les van a robar el agua otra vez. Ni la Junta Central de Agua ni los funcionarios federales sueltan prenda. Solo el secretario general, Santiago de la Peña, medio murmuró que la Conagua enviará gente a revisar la presa. Traducción: ya vienen por lo que queda.

Morena y la austeridad selectiva

Ahora que la cúpula de Morena anda repartiendo sermones sobre humildad y austeridad —como si estuviéramos en tiempos de Benito Juárez—, tal vez alguien debería pasarle el memo a la doctora sin bata, Andrea Chávez. Porque entre sus “consultorios ciudadanos” y sus caravanas más costosas que un tour de Luis Miguel, la senadora parece estar más cerca de una gira de estrellas pop que de una campaña con base popular.

Andrea, por supuesto, jura que ya tiene la bendición divina de Claudia Sheinbaum. Al parecer, el respaldo celestial le da licencia para ignorar al INE, al IEE, a Morena e incluso a la física básica. Porque ella no compite: se autoproclama. Ya se ve a sí misma sentada en la silla grande de Palacio de Gobierno en Chihuahua, sin importar lo que digan las reglas o el calendario electoral. Para qué democracia, si basta con decir “yo soy”.

El llamado a la mesura tampoco parece haber sido escuchado por otros ilustres morenistas como Juan Carlos Loera o Cruz Pérez Cuéllar, que confunden la austeridad con el derroche discreto (muy poco discreto, en realidad). Se pasean como si el presupuesto público fuera fondo perdido, mientras su partido predica desde el púlpito moral.

Guadalupe y Calvo: café “mata” violencia de género

Y como si el surrealismo político no tuviera límites, en Guadalupe y Calvo la presidenta municipal Ana Laura González decidió que el mejor uso para las oficinas de la Fiscalía de la Mujer era… poner una cafetería. Total, ¿quién necesita atención a víctimas de violencia si se puede vender capuchinos?

La jugada causó indignación entre los habitantes, y no es para menos: la alcaldesa morenista desalojó a la FEM como si estuviera moviendo muebles viejos, ignorando que había un comodato vigente que protegía esa sede. Lo peor es que lo hizo en un municipio donde secuestrar maestras no es leyenda urbana, sino parte del paisaje diario.

Dicen en el pueblo que la alcaldesa actúa así porque le simpatizan los “chicos malos”. Si es cierto o no, lo sabrán sus abogados, pero el hecho de desmantelar un espacio clave para proteger a mujeres en uno de los municipios más violentos del estado, huele más a complicidad que a ignorancia.