*Desfile del 1 de mayo: entre piñatas y ausencias notables
El desfile del Día del Trabajo, que alguna vez tuvo algo de solemnidad y dignidad obrera, hoy se convirtió en una pasarela de inconformidades donde los sindicatos desfilaron… pero por separado, como si no quisieran contagiarse unos a otros de tanta decepción. Las secciones 8 y 42 del SNTE marcharon por su cuenta, cada quien con sus propios reclamos, como buenos vecinos enojados que ya no se saludan.
Los de la Sección 8, hartos del trato que les da la 4T, gritaron su disgusto contra lo que llaman embates del lopezobradorismo hacia su dignidad laboral. Por su parte, los de la 42 desfilaron al ritmo de la música desafinada de Pensiones Civiles del Estado, esa institución que hace tiempo dejó de saber en qué tono debe tocar.
Y por si el cuadro no fuera lo suficientemente surrealista, al evento “oficial” —encabezado por el secretario general de Gobierno, Santiago de la Peña— ni se asomaron los líderes sindicales Eduardo Zendejas ni Manuel Quiroz. Tal vez fue por dignidad, o quizá para no presenciar el espectáculo que montaron los docentes con piñatas de los líderes sindicales convertidas en peleles: las golpearon, les prendieron fuego y les gritaron de todo… más expresivo que cualquier discurso de funcionario.
*MediChihuahua: el “éxito” que nadie quiere celebrar
Mientras tanto, el famoso MediChihuahua sigue acumulando quejas como si fueran logros. En teoría, es la gran solución para los trabajadores del Gobierno del Estado; en la práctica, es una consulta sin medicinas… eso sí, con muchas sonrisas forzadas de parte de los administrativos.
El guión oficial es que el instituto funciona de maravilla. El secretario Gilberto Baeza lo repite como mantra, aunque los trabajadores tengan que salir de la consulta directo a la farmacia más cercana a desembolsar lo que no tienen. Parece que la salud universal en Chihuahua incluye todo, menos el tratamiento.
La ironía es que mientras MediChihuahua presume sus cifras mágicas, otros sectores del sistema de salud están más abandonados que una clínica rural sin doctor ni luz. La supuesta solución no solo es incompleta, sino que generó un nuevo grupo de afectados: los mismos empleados estatales que ahora pagan por decisiones que alguien tomó desde la comodidad de una oficina con aire acondicionado y seguro privado.
PAN Juárez: guerra de todos contra todos (y el parque como botín)
En Ciudad Juárez, el PAN vive su propia telenovela. La subsecretaria Austria Galindo quiere a toda costa tomar control del Parque Central. ¿Suena noble? Quizá, si no fuera porque parece más una batalla por territorio que una propuesta de gestión pública.
Galindo, oriunda de la frontera, conoce el terreno y no teme enfrentarse a Rafa Loera y su grupo, aunque para ello tenga que patear algunos tableros internos del partido. Todo esto con la promesa de revivir el elefante blanco del centro de convenciones, que lleva años estancado y con más enemigos que simpatizantes.
El problema no es solo la disputa territorial. Es que dentro del PAN nadie se pone de acuerdo: lo que unos ven como una brillante estrategia de recuperación, otros lo consideran un suicidio político en cámara lenta. Y mientras el fuego cruzado sigue, la dirigente estatal Daniela Álvarez permanece muda, como si la fractura del partido fuera solo una grieta decorativa. ¿Táctica política o simple omisión? El tiempo —y las elecciones— lo dirán.
