
Chihuahua, Chih. – En medio de un escenario de sequía extrema y presiones internacionales derivadas del Tratado de Aguas de 1944, la gobernadora Maru Campos aseguró que su administración no ha recibido presiones por parte del Gobierno federal para liberar agua hacia Estados Unidos. Sin embargo, reiteró su apertura al diálogo para encontrar una solución que no comprometa al sector agrícola del estado.
Durante una entrevista radiofónica, la mandataria estatal explicó que el panorama hídrico en Chihuahua es crítico. La Comisión Nacional del Agua ha clasificado al estado en una situación de “sequía extrema”, lo que ha generado daños severos: pérdidas en el hato ganadero, afectaciones en más de 200 mil hectáreas de cultivo y la suspensión del ciclo agrícola en 2024.
A pesar del contexto adverso, Campos aclaró que existe una relación institucional constructiva con la presidenta Claudia Sheinbaum. “No ha habido presión para ningún tema, ni en seguridad, ni en la firma del convenio, ni en el agua”, afirmó. Añadió que “tanto la presidenta como una servidora queremos lo mejor para Chihuahua”.
Las exigencias de Washington para el cumplimiento del tratado firmado hace más de ocho décadas han cobrado fuerza tras las recientes declaraciones del presidente estadounidense Donald Trump. Ante ello, Campos manifestó que su administración mantiene disposición de colaborar, siempre dentro de lo que las condiciones permitan. “Estamos en ese entendido, sea el tema de colaborar con los aranceles o con la relación bilateral; como frontera más grande, hacemos lo que nos toca”, expresó.
Consultada sobre un eventual plan que incluya compensaciones a productores a cambio del agua, la gobernadora señaló que el estado estaría dispuesto a considerarlo, aunque bajo ciertas condiciones. “Siempre y cuando se cumpla. Creo que hay buena voluntad, pero no es tan fácil decirle a los productores que apoyen sin un acto previo que garantice el cumplimiento”, puntualizó.
Entre las opciones que su gobierno analiza, mencionó el posible uso de la presa El Granero, ubicada al norte del estado y cercana a Texas, como fuente para cumplir con parte del compromiso internacional. No obstante, subrayó que cualquier decisión debe partir del consenso con los sectores afectados. “Tenemos que seguir dialogando con los productores y la Federación. Esto no se resuelve en una sola reunión”, explicó.
La gobernadora también hizo un llamado a no repetir errores del pasado, recordando el conflicto de 2020 en la presa La Boquilla, donde la apertura de compuertas sin acuerdo previo derivó en enfrentamientos violentos y en la muerte de una persona. “Fue una memoria histórica difícil para los chihuahuenses”, rememoró.
Finalmente, Campos recalcó que el cumplimiento del tratado debe estar supeditado a las condiciones reales del estado. “Nadie está obligado a lo imposible”, afirmó. Defendió la autonomía de las entidades federativas en temas sensibles como este y concluyó: “Queremos colaborar, sí, pero si no hay agua, simplemente no hay forma”.