No solo Ozempic: nuevos tratamientos farmacológicos refuerzan la lucha contra la obesidad

Ciudad de México. En los últimos años, el desarrollo de fármacos dirigidos al control del peso ha generado un creciente interés dentro del sector médico y farmacéutico. El uso de compuestos como la semaglutida —comercializada bajo nombres como Ozempic y Wegovy— ha puesto en el centro del debate la efectividad y accesibilidad de estos tratamientos.

A partir de este impulso, nuevas alternativas han comenzado a surgir. Entre ellas destaca la tirzepatida, un medicamento desarrollado por la farmacéutica Lilly que, a diferencia de la semaglutida, actúa de forma simultánea sobre dos receptores hormonales: GLP-1 y GIP. Este mecanismo combinado ha mostrado mejores resultados en la reducción de peso. Según datos recientes, la tirzepatida ha logrado disminuir hasta un 22 % del peso corporal en personas con obesidad, frente al 16 % registrado con la semaglutida.

Ambos tratamientos comparten perfiles de efectos secundarios, especialmente gastrointestinales como náuseas o diarrea, aunque estos suelen ser temporales. Además, requieren prescripción médica y deben ser administrados bajo supervisión profesional.

Actualmente, la tirzepatida cuenta con autorización de organismos reguladores como la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) y la Agencia Europea de Medicamentos (EMA). Sin embargo, en países como España, todavía no forma parte de los sistemas públicos de salud, y su costo puede oscilar entre los 270 y 350 euros por dosis.

Paralelamente, investigadores de la Universidad de Stanford han identificado un nuevo compuesto denominado péptido BRP, descubierto gracias a un algoritmo de inteligencia artificial. En estudios preclínicos con animales, esta molécula ha mostrado un efecto similar en la supresión del apetito sin los efectos secundarios asociados a otros medicamentos actuales. Aunque sus resultados son prometedores, el BRP aún se encuentra en fase experimental y no está disponible para uso clínico.

Especialistas coinciden en que, pese al avance farmacológico, el abordaje de la obesidad debe mantenerse como un esfuerzo integral. “Cualquier medicación debe ser considerada como complemento de una estrategia más amplia que incluya dieta equilibrada, actividad física y cambios sostenidos en el estilo de vida”, señalan los expertos.

A medida que la ciencia avanza en este campo, se abren nuevas posibilidades para el tratamiento de una condición que afecta a millones de personas en todo el mundo, aunque su aplicación práctica aún depende de regulaciones, accesibilidad y validación clínica a largo plazo.