*Juan Carlos Loera y Javier Corral ahora son amiguis en Morena

Si a nivel nacional el mayor ridículo lo protagonizaron Adán Augusto López, Luisa María Alcalde y Ricardo Monreal al hacerle un desaire público a la presidenta Claudia Sheinbaum, en Chihuahua no nos quedamos atrás. Aquí, la joya de la vergüenza la ofrecieron Juan Carlos Loera y Javier Corral, el nuevo “dúo dinámico” de Morena, quienes pasaron de ser enemigos acérrimos a posar juntos, sonrientes y abrazados, como si el pueblo chihuahuense les guardara el más mínimo cariño.

Este par de políticos, cuya trayectoria está más marcada por escándalos que por logros, se tiraron con todo en el pasado. Se atacaban ferozmente, se acusaban mutuamente de corrupción e ineptitud… y ahora, con una rapidez digna de récord, aparecen como grandes aliados. Qué conveniente.

Pero claro, no es difícil entender el repentino cambio de actitud cuando se recuerda que ambos tienen cuentas pendientes con la justicia. Ambos cargan con investigaciones abiertas por presuntos actos de corrupción, pero por ahora se resguardan bajo el manto protector del fuero que les regalaron en Morena. Porque, seamos honestos, sus escaños en el Senado no fueron resultado de su popularidad o mérito, sino de la generosidad del partido.

Sin embargo, la historia ha demostrado que el fuero no es eterno. Tarde o temprano, estos políticos que hoy se pasean con sonrisas fingidas tendrán que enfrentar la realidad. Y cuando eso ocurra, será interesante ver si siguen tan unidos o si vuelven a lanzarse lodo como en los viejos tiempos. Porque si algo han demostrado es que la lealtad no es precisamente su fuerte.