Antártida. – Desde hace más de seis décadas, un misterioso sonido ha sido detectado en diferentes regiones del océano, desde la Antártida hasta el Pacífico Sur. Conocido como Bio-Duck por su parecido con el graznido de un pato, este fenómeno ha desconcertado a los científicos, quienes aún no han logrado identificar su origen exacto.
Una señal persistente en el océano
El sonido fue registrado por primera vez en 1960 por submarinos en aguas antárticas y, desde entonces, ha sido captado en diversas ubicaciones. Durante años, los investigadores han intentado rastrear su fuente utilizando antenas acústicas y sistemas de hidrófonos, pero su origen sigue siendo un misterio.
Inicialmente, se propuso que el Bio-Duck estaba relacionado con las ballenas minke antárticas (Balaenoptera bonaerensis). Sin embargo, estudios recientes han identificado sonidos similares en áreas donde estos cetáceos no han sido avistados, lo que ha puesto en duda esta hipótesis.
Un posible código de comunicación submarina
Ross Chapman, especialista en acústica oceánica de la Universidad de Victoria, ha investigado este fenómeno durante décadas y sostiene que el sonido tiene una clara estructura biológica. Según sus estudios, las emisiones parecen seguir patrones organizados, con pausas y respuestas, lo que sugiere algún tipo de comunicación entre las fuentes emisoras.
Se ha planteado la posibilidad de que este sonido forme parte de un sistema de interacción marina, utilizado por especies aún desconocidas para coordinar movimientos o transmitir información sobre su entorno.
Un enigma aún sin resolver
El Bio-Duck es un recordatorio de cuánto desconocemos sobre los océanos. Aunque su origen sigue sin esclarecerse, su estudio podría proporcionar claves sobre los mecanismos de comunicación de la vida marina. Por ahora, los científicos continúan con sus investigaciones, esperando que la tecnología y nuevas expediciones revelen algún día la verdadera naturaleza de este sonido que resuena en las profundidades del mar.
