Javier Corral: ausente en el Senado, presente en la cantina

No es que a alguien le sorprenda, pero Javier Corral sigue siendo Javier Corral. Su paso a Morena no cambió en lo más mínimo su actitud: sigue sin aportar nada y, eso sí, cobrando puntualmente su sueldo pagado por los contribuyentes. Ahora, desde su curul en el Senado, mantiene la misma estrategia que cuando gobernaba Chihuahua: estar donde menos se le necesita y hacer lo menos posible.

El pasado 11 de febrero, mientras en la Ciudad de México se celebraba una sesión en la Cámara de Senadores, Corral consideró que tenía un compromiso mucho más importante: una visita a la Antigua Paz, una cantina en Chihuahua.

Alguien que sí estaba cumpliendo con su deber ciudadano —pero en calidad de comensal— se encargó de tomarle una fotografía para la posteridad. Así quedó documentado que, en lugar de legislar, el senador prefería pasar la tarde en un ambiente más relajado y con algo más interesante que los asuntos del país en la mesa.

Por si quedaba alguna duda, su nombre brilla por su ausencia en la lista de asistencia de la sesión y su escaño luce vacío en la transmisión en vivo. Pero no hay que alarmarse, seguro estaba ocupado en una profunda reflexión política… entre sorbo y sorbo.

En resumen, el senador Corral sigue demostrando que su mayor habilidad en la política es estar donde no debe y faltar donde sí lo esperan. Morena le abrió las puertas, pero él prefirió abrir una cuenta en la cantina.