
Ciudad de México – Frente a la inminente implementación de políticas migratorias más estrictas en Estados Unidos, el gobierno mexicano ha intensificado los preparativos para manejar el impacto de una posible deportación masiva de migrantes a partir de enero de 2025, cuando Donald Trump asuma la presidencia.
La presidenta Claudia Sheinbaum informó en su conferencia matutina que el canciller Juan Ramón de la Fuente está liderando conversaciones con sus homólogos en los países de origen de los migrantes que atraviesan México con destino a la frontera norte. “El canciller está hablando con cancilleres de otros países cuyos habitantes cruzan nuestro país para llegar a Estados Unidos”, detalló Sheinbaum.
Uno de los puntos clave de estas negociaciones es asegurar que las deportaciones sean gestionadas directamente hacia los países de origen de los migrantes y no a territorio mexicano. Esta medida busca evitar una presión adicional en las ciudades fronterizas del país, que ya enfrentan retos significativos debido a los flujos migratorios.
“Siempre vamos a estar cerca de América Latina”, afirmó Sheinbaum, subrayando el compromiso del gobierno mexicano con la cooperación regional. Las conversaciones han incluido principalmente a países centroamericanos, de donde proviene la mayoría de los migrantes que buscan cruzar hacia Estados Unidos.
Además de los esfuerzos diplomáticos, México trabaja en coordinación con los gobernadores de los estados fronterizos para implementar estrategias que permitan responder de manera efectiva a las posibles deportaciones.
Esta iniciativa refleja el compromiso del gobierno mexicano por mantener la estabilidad en la región y proteger los derechos de los migrantes, mientras se enfrentan los retos que podrían surgir con la nueva administración estadounidense.