Tepatitlán de Morelos, Jalisco. En un pequeño pueblo del corazón de Jalisco, un joven llamado Octavio Becerra comenzó a escribir una historia que hoy resuena más allá de las fronteras de México. Dividido entre sus estudios, entrenamientos de béisbol y las largas noches trabajando en la taquería de su tío, Becerra nunca imaginó que esas horas sirviendo órdenes a domicilio lo prepararían para alcanzar uno de los escenarios más grandes del deporte: las Grandes Ligas.
Un talento forjado con esfuerzo
A los 18 años, su dedicación dio frutos cuando firmó con los Dodgers de Los Ángeles, uno de los equipos más icónicos de la MLB. Becerra, un zurdo con una recta que alcanza las 93 millas por hora, se ganó su lugar tras destacar en la Liga Mexicana de Béisbol con los Rieleros de Aguascalientes. Su historia ha inspirado tanto que fue inmortalizada en el documental “93 MPH Tacos”, producido por MLB Originals, disponible de manera gratuita en la plataforma de la liga.
Lecciones de vida en la taquería
“Picar carne y lanzar tienen algo en común: ambos requieren encontrar la manera más eficiente de hacerlo”, reflexiona Becerra. Para él, el tiempo en la taquería no solo fue un trabajo, sino una escuela de vida. “Aprendí que nada llega solo; tienes que trabajar por lo que quieres”, señala con orgullo.
Un camino lleno de retos
La carrera de Becerra no ha estado exenta de obstáculos. En 2022, cuando jugaba con Rancho Cucamonga, el equipo Clase A de los Dodgers, una lesión lo apartó del montículo tras apenas seis juegos. Sin embargo, antes de la pausa forzada, registró números impresionantes: un porcentaje de carreras limpias de 0.79 y 11 ponches en poco más de 11 entradas.
Pese a su ausencia prolongada, el joven lanzador no ha perdido el enfoque. A sus 23 años, mantiene vivo el sueño de debutar en las Grandes Ligas, no solo por él, sino por su familia y su comunidad.
El futuro de un soñador
Además de su experiencia con los Dodgers, Becerra ha jugado en la Liga Mexicana del Pacífico con los Algodoneros de Guasave. Aunque sigue en la lista de lesionados, su espíritu resiliente y la determinación que lo llevaron de una taquería en Jalisco al sistema profesional de béisbol estadounidense lo mantienen en pie de lucha.
Para Octavio Becerra, el trabajo duro y la paciencia son su mejor combinación. Así como en la taquería aprendió a cortar carne con precisión, ahora busca perfeccionar cada lanzamiento, siempre con un ojo puesto en su meta: llegar a las Grandes Ligas y demostrar que los sueños, por más lejanos que parezcan, se pueden alcanzar.
Con información de El Imparcial