*Pacto fiscal de abuso *Uriel Mendoza: el Houdini judicial *Gusano barrenador: evidencia de negligencia

Un pacto fiscal de abuso

En su más reciente aparición pública, Alfredo Chávez, coordinador del PAN en el Congreso de Chihuahua, desempolvó el tema de la Ley de Coordinación Fiscal. Basándonos en sus palabras, se podría decir que el modelo actual es tan justo como pedir limosna en una boda de millonarios.

Y no es para menos: Chihuahua, ese estado que llena las arcas nacionales con más de 33 mil millones de pesos en IVA e ISR, recibe la insultante cantidad de 35 centavos por cada peso recaudado.

Chávez se preguntó, con justa razón, por qué mientras estados como Chiapas reciben tres pesos por cada peso que aportan, Chihuahua lidia con carreteras destrozadas, hospitales desabastecidos y nulas inversiones federales. Claro, todo esto mientras sostienen gran parte del comercio internacional. Viendo el historial, parece que “justicia fiscal” es un oxímoron en este país.

Uriel Mendoza: el Houdini judicial

El juez Samuel Uriel Mendoza, célebre por su rol en el caso contra la gobernadora Maru Campos, ahora apunta a los grandes ligas con su inscripción a la convocatoria de jueces y magistrados federales. Algunos lo llaman “valiente”, otros “astuto”, pero lo cierto es que este movimiento es un golpe maestro.

Si logra un puesto federal, Mendoza prácticamente pondrá en jaque a Myriam Hernández, presidenta del TSJ, quien lleva meses intentando quitarlo del tablero.

Mientras tanto, Mendoza sigue coleccionando victorias en el juego político-judicial. Cada intento de inhabilitación en su contra ha quedado en nada, y su habilidad para esquivar embates legales empieza a parecer más mágica que jurídica. Su posible ascenso no solo le daría inmunidad, sino que consolidaría su posición como una de las figuras más polémicas y difíciles de mover del sistema judicial local. ¿El desenlace? Un circo político con todos mirando desde la primera fila.

Gusano barrenador: evidencia de negligencia

Y aquí vamos de nuevo. El cierre de la frontera norte para la exportación de ganado mexicano por un caso de gusano barrenador en Chiapas dejó claro que en la Federación hay dos constantes: negligencia y olvido. Chihuahua, junto con otros estados del norte, se ha visto castigado por un problema que lleva meses gestándose en el sur del país. Según los productores, las autoridades sabían desde hace tiempo de la presencia del parásito en Centro y Sudamérica, pero decidieron mirar hacia otro lado.

La ironía no puede ser mayor: mientras Estados Unidos cerró sus puertas al ganado mexicano, nuestra frontera sur sigue siendo un colador para animales (y otras cosas) de dudosa procedencia. ¿Es descuido? ¿Corrupción? ¿Simple incompetencia? Difícil saberlo, pero las consecuencias son claras: cinco estados del norte ahora lidian con pérdidas millonarias, ganado varado y un futuro incierto para miles de familias que dependen de esta actividad.

Por si fuera poco, el 85% del ganado ya había sido exportado antes del cierre, lo que deja un margen reducido para resolver el problema. Sin embargo, aún quedan preguntas en el aire: ¿se castigará a las empresas engordadoras señaladas como responsables? ¿La Sader asumirá su parte de culpa o seguirá haciendo mutis? Mientras tanto, los ganaderos enfrentan la dura realidad de alimentar a animales retenidos en estaciones cuarentenarias, con costos que podrían llevarlos a la quiebra.

Pero no se preocupen, seguramente alguien en el gobierno ya tiene preparado un discurso para tranquilizarlos. Algo así como: “Paciencia, todo está bajo control”. Claro, controlado hacia el desastre, como siempre.