Estados Unidos.- La victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos ha despertado reacciones de todo tipo, y la comunidad futbolística no es la excepción. Este triunfo implica que, como presidente, Trump podría estar a cargo de entregar el trofeo al campeón de la Copa Mundial de la FIFA 2026, que se celebrará en conjunto en Estados Unidos, México y Canadá. La final está prevista para el 19 de julio en el Estadio MetLife de Nueva Jersey, lo cual coloca al mandatario en el centro de un evento deportivo de trascendencia global.
En redes sociales, varios aficionados han expresado su descontento ante la posibilidad de que Trump participe en la ceremonia de premiación. Comentarios como “Es ridículo que Trump sea quien entregue el trofeo” y “¡No estoy preparado para eso!” reflejan el escepticismo sobre su papel en el evento, debido a sus posturas políticas y polémicas previas.
La situación genera comparaciones con el Mundial de 1994, cuando Estados Unidos fue anfitrión por primera vez y el entonces presidente Bill Clinton decidió no asistir a la final entre Brasil e Italia en California. En esa ocasión, fue el vicepresidente Al Gore quien entregó el trofeo en el Rose Bowl. Sin embargo, a diferencia de Clinton, Trump ha demostrado interés en el fútbol, incluso reuniéndose en varias ocasiones con el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, quien recientemente lo felicitó por su victoria electoral.
“Felicitaciones, señor presidente. ¡Tendremos una gran Copa Mundial en Estados Unidos! El fútbol une al mundo”, señaló Infantino. Esto sugiere que la relación entre Trump y la FIFA podría facilitar su participación en la final de 2026, aunque la controversia entre los seguidores del fútbol persiste. Con una audiencia global esperada de miles de millones, la final del Mundial 2026 podría ser no solo una celebración deportiva, sino también un escenario de tensiones entre política y deporte.