Bruselas. — En un giro inesperado que intensifica las tensiones de la guerra en Ucrania, Corea del Norte ha decidido enviar cerca de 10,000 soldados para apoyar a las fuerzas rusas, de acuerdo con el Pentágono. Esta movida, calificada como “una expansión peligrosa” por líderes occidentales, se interpreta como un refuerzo significativo para Moscú y una provocación a los equilibrios geopolíticos en el Indo-Pacífico.
Algunos soldados norcoreanos ya se encontrarían desplegados en la región de Kursk, al noreste de Ucrania, en apoyo a los esfuerzos rusos para frenar la resistencia ucraniana. Desde Bruselas, el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, señaló que el envío de tropas norcoreanas representa una intensificación del conflicto que “reverbera más allá de las fronteras europeas”, afectando a aliados como Japón y Corea del Sur, quienes ahora observan la situación con mayor recelo.
El presidente ruso, Vladímir Putin, ha buscado fortalecer su red de aliados, como lo demostró en la reciente cumbre de los BRICS donde enfatizó la cooperación con China e India. Y ahora, con el respaldo de Pyongyang, parece decidido a redibujar las alianzas globales en pleno desarrollo del conflicto. Irán, aliado militar en el suministro de drones, y Corea del Norte, proveedora de municiones y personal, son piezas clave en esta estrategia para desafiar la hegemonía occidental.
A pesar de que Corea del Norte se ha mantenido aislada en el ámbito diplomático por décadas, su entrada en la guerra europea podría sacudir la región Indo-Pacífico y alterar la seguridad en áreas claves. Estados Unidos, por su parte, considera la presencia de soldados norcoreanos en Ucrania como una amenaza para la estabilidad mundial. La vocera del Pentágono, Sabrina Singh, declaró que la participación directa de Pyongyang en los combates sería vista como un acto de guerra y que las tropas ucranianas están autorizadas a responder sin restricciones contra estas fuerzas.
El ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergey Lavrov, se apresuró a restarle importancia a las críticas, recordando que Moscú y Pyongyang firmaron en junio un acuerdo de seguridad conjunto. Lavrov también arremetió contra Occidente, señalando que varios países europeos han enviado “instructores” a Ucrania para entrenar a sus tropas en el uso de armas occidentales.
Mientras tanto, Ucrania observa de cerca el desarrollo de las elecciones presidenciales en Estados Unidos. La eventual victoria de un candidato contrario al envío de ayuda militar, como Donald Trump, podría poner en riesgo el suministro de armas y apoyo que hasta ahora ha sido crucial en la defensa del país.
Con este nuevo escenario, donde Corea del Norte se suma al conflicto de manera activa, el tablero geopolítico queda en un punto crítico. La entrada de soldados norcoreanos no solo refuerza a Rusia, sino que lanza una señal de advertencia al Indo-Pacífico, presagiando un posible efecto dominó que afectaría los intereses de Estados Unidos y sus aliados en el continente asiático.