Uno de los días con más tradición en México es el Día de Muertos, inspirado en la creencia de que los difuntos regresan al mundo de los vivos, ofreciéndoles ofrendas como el pan de muerto.
CIUDAD DE MÉXICO.- En México, uno de los días con más tradición y representativos de la cultura nacional es el Día de Muertos, inspirado en la creencia de que los difuntos regresan al mundo de los vivos, ofreciéndoles ofrendas como la flor de cempasúchil o el popular pan de muerto.
Al hablar de este último, la maestra en antropología por el Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM, Erika María Méndez Martínez, señala que el origen del pan de muerto tiene al menos dos versiones históricas.
La primera se remonta a la época prehispánica, al México antiguo en donde ya se preparaba un pan de amaranto y maíz seco y tostado llamado ‘’mariposa’’ o ‘’papalotlaxcalli’’ que se presentaba a los dioses como una ofrenda.
Tradición
Algunos cronistas lo describen como “un pan ázimo sin cal o un pan hecho a base de amaranto y miel de maguey”; con esta mezcla se formaba la imagen de un dios y grandes huesos.
En México, la manera de elaborar el pan de muerto apareció por primera vez en 1938, en el recetario Repostería Selecta, de Josefina Velázquez de León, pionera de la gastronomía nacional que se encargó de recopilar recetas típicas de diversas comunidades para dar a conocer las características alimentarias e identidad culinaria de las distintas regiones del país.
Más adelante, en 1951 Gustavo Montoya pintó ‘’Bodegón con panes mexicanos’’, un óleo en donde por primera vez se observa la forma más parecida a la que actualmente conocemos del pan de muerto, un bollo con pequeños huesos y una cruz en el centro, de acuerdo con la UNAM.
Pan de muerto: forma y sabor
La forma del pan de muerto que conocemos y su sabor de azúcar con mantequilla y naranja corresponde a tradiciones del centro del País, ya que en otras regiones de México la percepción de la muerte en la comida es representada de maneras muy diversas. Incluso en otros países del mundo existen panes de muerto que incluyen elementos de su propia cosmovisión de la vida y de los fallecimientos.
La diversificación de las formas y sabores del pan de muerto se ha suscitado principalmente porque cada pueblo le ha transferido sus propios elementos culturales, su cosmovisión de la vida y la muerte.
Además, la figura del pan de muerto responde a la sociedad que la realiza. El tradicional postre y la fiesta mexicana de conmemorar a las almas que ya no están ha llegado a otros países en su mayor parte por la migración, abonando así a la unión y diversificación de esta festividad.
En los últimos años se ha remarcado la apropiación cultural por parte de grandes empresas que utilizan la tradición del Día de Muertos con fines comerciales y proponen nuevas formas de consumir pan de muerto conforme a las tendencias del momento.
Con información de El Imparcial.
