Fallece a los 97 años Amalia Aguilar, actriz del “Cine de Rumberas”

Fotografía tomada de El Imparcial

Familiares de Amalia Aguilar confirmaron la muerte de la actriz, de 97 años de edad, quien formó parte de la “Época de Oro del Cine Mexicano”.

CIUDAD DE MÉXICO.- Murió la actriz de la “Época de Oro del Cine Mexicano”, Amalia Aguilar, a los 97 años de edad, quien logró enamorar a Germán Valdés “Tin-Tan” en el también llamado “Cine de Rumberas”.

La muerte de la actriz y bailarina cubana, naturalizada en México, fue confirmada en la noche del pasado jueves, por el director de cine, Julián Hernández, así como por sus familiares y amigos por redes sociales.

“QEPD Amalia Aguilar. Hoy despedimos a la mamá, a la abuela, a la actriz pero sobre todo a la amiga. Que tu luz acaricie la vida de todo aquel que te vibre dentro de su corazón, gracias por ser nuestra guía y fortaleza. Por siempre tus hijos, nietos y bisnietos”, reza el mensaje.

Amalia Aguilar fue conocida en el mundo de la farándula como “El Torbellino del Caribe” y como “La Bomba Atómica”, y logró alcanzar la fama en el cine mexicano realizado en las décadas de 1940 y 1950, pero a ella nunca le habrían importado tanto los reflectores como su familia.

¿Quién era Amanda Aguilar?

Amalia Aguilar nació en Matanzas, Cuba, el de de julio 1924, pero se naturalizó como mexicana; país donde vivió la mayor parte de su vida, hasta su muerte.

En el verano pasado, la actriz retirada cumplió 97 años de edad y lo celebró rodeada de su familia, momento que compartió en sus redes sociales.

Trabajó en películas como “Calabacitas tiernas”, en 1949, junto a Germán Valdés “Tin tan”; “Al son del mambo”, de 1950, con Adalberto Martínez “Resortes”; y “Mis tres viudas alegres”, en 1953, donde compartió créditos con Silvia Pinal y Lilia del Valle.

Incursionó en el cine de Hollywood con la cinta “A night at the follies”, pero aparentemente no le gustó y decidió quedarse en la cine mexicano.

En una entrevista que otorgó en 2006 a “El Universal”, “La Bomba Atómica” declaró que no le importaba tanto la fama como su familia, ya que sabía que el cine requería mucho de su tiempo y no sacrificaría a su matrimonio ni sus hijos por estar esclavizada en un foro.

“He tratado de ser una persona normal. Me volví taquillera, pero no me gustaban nada los contratos que firmé en el cine. Decían que no podía casarme; no podía llevar una vida de escándalo, esclavismo puro. Entonces, en mi mente se anidó la idea de tener mi casa, mi esposo y mis hijos. Me dije: ‘¿Para qué quiero ser estrella cinematográfica si no puedo contar con una familia?’”, expresó.

En Perú conoció al médico Raúl Beraún de Bedoya, quien se convirtió en su esposo y padre de sus tres hijos.

Después de casarse y convertirse en madre, Aguilar siguió realizando películas y sus hijos eran cuidados por sus padres, pero en la década de 1960, su esposo murió en un trágico accidente de avión y la actriz decidió retirarse de los escenarios.

Con información de El Imparcial.