*César D. J. *Director de Transporte *Traen cola que les pisen

No hay plazo que no se llegue; por fin una jueza de Miami ordenó la extradición del ex gobernador César D. J., lo que de inmediato se adueñó de las agendas políticas de todos los activos y los inactivos recientes.

Otro de los fracasos de Javier Corral, pues la detención que se dio en julio del 2020 fue por negocias con el presidente López Obrador, y no por el trabajo de Corral y su equipo; se lo entregaron en charola de plata, pero tampoco pudo negociar la pronta extradición, y sin esfuerzo alguno, la defensa del ex mandatario priista, pudo retrasar todo lo que quiso esa extradición.

Ya con un gobierno chihuahuense ajeno al corralista, Duarte J., puede enfrentar a gusto la justicia, pues no será juzgado con las vísceras ni con la consigna de hundirlo en lo más profundo de las tinieblas, y aunque Maru Campos ha reiterado que ni perdón ni olvido para Duarte y compañía, dejará que el proceso siga su curso y que gane el mejor.

Por cierto, qué sentirá César D. J., ¿ser juzgado en el edificio que él mismo construyó?

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Justo lo que Por la Libre había vaticinado, pues el director de Transporte del Estado Lalo Fernández Sigala, no pudo entrarle al diálogo pensante con los concesionarios que buscan a toda costa un aumento en las tarifas.

El hecho de haber quitado la Dirección de Transporte de la Secretaría General de Gobierno, y ponerla bajo cobijo de la Secretaría de Desarrollo Rural, puso a Fernández Sigala en una situación en donde debería tomar decisiones, pero se le olvidó que esas se consultan primero con la jefa.

Aunque Maru y Jáuregui salieron sonando cacerolas para decirle a los chihuahuenses que podían estar tranquilos, y que no dejarían que los camioneros le suban el precio al pasaje, el director de Transporte propuso justo lo contrario, y puso sobre la mesa una negocia que se basaba en el incremento a las tarifas.

Como era de esperarse y sin avisarle si quiera al buen Gabriel Valdez, le pusieron la renuncia lista para firmar y desalojar la silla… qué pase el que sigue.

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Ya renunció Pablo Héctor González como presidente del Poder Judicial del Estado, pero las dudas son muchas, y los que metieron la cabeza en un hoyo como si fueran avestruces, son los magistrados del Tribunal Superior de Justicia, quienes ahora fingen demencia para no aceptar que los doblegaron muy, pero muy fácil.

Desde siempre ha sido notorio que la división de poderes no existe en Chihuahua, y a todas luces es siempre el Ejecutivo el que dicta el rumbo de la brújula, pero a veces no están fácil y tanto el Judicial como el Legislativo, respingan poquito y reclaman su autonomía, sobre todo cuando se trata de quitar y poner titulares.

En esta ocasión no fue así, todos doblaron las manos y se sentaron a comer callados; claro, la mayoría traen cola que les pisen y a nadie conviene pegarle al avispero.

No podemos culpar a Maru Campos, pues cada quien hace su lucha, y si los magistrados y en general el Poder Judicial se le puso de pechito, pues ¿a quién le dan pan, que llore?

En otros tiempos ya hubieran salido más de cinco magistrados de vociferar que la decisión es autónoma y muy respetada, pero lo cierto es que tienen terror a lo que les puedan sacar, sobre todo esos que llegaron ahí gracias a Corral o a la mafia de Lucha Castro.