México ocupa el primer lugar a nivel mundial en embarazos en adolescentes entre las naciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, con una tasa de fecundidad de 77 nacimientos por cada mil adolescentes de 15 a 19 años de edad.
En nuestro país 23 por ciento de los adolescentes inician su vida sexual entre los 12 y 19 años de edad. De acuerdo con cifras del Consejo Nacional de Población comienza a una edad promedio de 15.5 años, y estadísticas del Instituto Nacional de Perinatología indican que sucede a los 14.6 años, en promedio.
Además, se observa la tendencia de hacerlo a más temprana edad, y eso tiene que ver con las redes sociales a las cuales los jóvenes acceden, donde hay una cantidad importante de información falsa, y al tipo de educación que reciben en colegios o con sus seres cercanos, y que no es necesariamente adecuada, alertó Aline García Cortés, de la Facultad de Medicina (FM).
Entre quienes iniciaron su vida sexual, la mayoría (97 %) conoce al menos un método anticonceptivo; sin embargo, más de la mitad no utilizó ninguno en su primera relación sexual. Así, aproximadamente ocurren al año 340,000 nacimientos en mujeres menores de 19 años.
A partir del 2010, la Asociación Mundial para la Salud Sexual estableció el 4 de septiembre como el Día Mundial de la Salud Sexual, en un esfuerzo para sensibilizar y promover la sexualidad como un aspecto esencial del ser humano y un elemento de la salud reproductiva que debe ser satisfactorio, saludable y sin riesgos para la población.
García Cortés recordó que según la OMS la salud sexual es un estado de bienestar físico, mental y social en relación con la sexualidad. Requiere un enfoque positivo y respetuoso de la sexualidad y de las relaciones sexuales, así como la posibilidad de tener experiencias placenteras y seguras, libres de toda coacción, discriminación y violencia.
La conforman diferentes factores: el biológico se refiere a la madurez anatómica del cuerpo de hombres y mujeres para ser capaces de tener una vida sexual plena. El cognitivo y el psicológico se refieren a la autoestima, que es importante para que los seres humanos puedan desenvolverse y desarrollar esa parte de su vida con plenitud; así como el social también es importante porque influye en el momento en que una persona inicia esas prácticas, cómo lo hace, y en algunas conductas o hábitos propios de cada cultura.
La especialista universitaria subrayó: tenemos derechos a la libertad sexual, a la equidad, a sentir placer, a tener autonomía, integridad y seguridad del cuerpo; y a tomar decisiones reproductivas libres y responsables, es decir, cuándo vamos a iniciar nuestra vida sexual, cómo nos vamos a cuidar, cómo nos vamos a relacionar con las demás personas y decidir el número de hijos que queremos tener y el espaciamiento entre ellos.
Aline García explicó que los factores que afectan la capacidad de tener relaciones sexuales o disfrutarlas se dividen en grupo etarios; es decir, no son los mismos para un adolescente que para un adulto mayor, o una mujer en la transición a la menopausia. Las mujeres adolescentes, por ejemplo, reportan problemas para alcanzar el orgasmo, y los varones para mantener la erección o eyaculación precoz.
Si hay un inicio prematuro de la vida sexual puede presentarse dispareunia o dolor producido al intentar realizar el coito u otras actividades sexuales con penetración; en cambio, cuando hay madurez del eje hipotálamo-hipófisis-ovario hay una secreción de estrógenos adecuada que permite el desarrollo y elasticidad de la vagina.
Con información de Infobae