Así es sepultar a tus seres queridos sin la oportunidad de decirles adiós

Despedirte de alguien forma parte de un ritual que los humanos necesitamos para evolucionar, aún con el dolor cargando. Pero cuando se nos es arrebatada esta oportunidad, el peso de la tragedia se multiplica.

Como todo lo que ha ido cambiando a raíz de la pandemia por Covid-19, los funerales también se han transformado. Y de acuerdo con un relato de Alfonso Morales, académico de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, así es ahora enterrar a un familiar, sin la oportunidad de despedirse debido a la Emergencia Sanitaria.

Decir adiós personalmente ya no es una opción

Triste, pero cierto. El coronavirus no respeta rituales ni costumbres. Así que si alguno de tus seres queridos se enfermó, deberás evitar entrar en contacto con él, por encima del amor que le tienes. A finales de abril, el hermano de Morales falleció de cáncer en las vías biliares, pero las medidas de distanciamiento social para evitar el contagio comunitario impidieron decirle adiós como se merecía.

“Los rituales de despedida que habitualmente se tenían son muy importantes para el proceso de duelo porque a través de ellos podemos expresar todo este dolor”Anahí Polo, del programa Tiempo y vida de Grupo Gayosso.

Hubo que elegir y citaron a no más de 25 personas para el velatorio, dejando fuera a muchos cercanos. El café y bocadillos fueron sustituidos por cubrebocas, gel antibacterial y spray sanitizante. En el panteón, cuando el número permitido se cumplió, las puertas fueron cerradas. Tampoco se lanzó un puñado de tierra y los únicos que vieron de cerca la inhumación fueron los sepultureros. La familia permaneció a varios metros de distancia, tras una cita amarilla.

Un abrazo reconfortante estuvo lejos de toda realidad. Después vinieron siete días continuos de oración, también con límite de asistentes, pero, y pese a que se guardaron todas las medidas sanitarias, narra para La Jornada, varios días después Alfonso y cinco miembros más de su familia resultaron infectados de Covid-19.

“Fue muy doloroso no poder cumplir con el ritual. Ver a mi madre recibir las condolencias con miedo, con temor al contacto. No es para nada igual, no es lo que planeábamos. Y a pesar que seguimos todos los protocolos, al final algunos nos infectamos. Será una eterna herida“, cuenta Alfonso Morales.

Con información de SDP Noticias