“Nos tragamos el coraje y las lágrimas”, dice militar

Ciudad de México.-El sargento aprieta los puños y se protege la cara. Hace como sí se cubriera de unos rocazos que provienen de una multitud.

Uno se protege así, tomas tu arma, un escudo o te proteges detrás de algún muro, te quitas los piedrazos, piensas muchas cosas, si se dejan venir todos, si te avientan bombas molotov, o incluso disparos”, narra el militar, ya de civil, después de una jornada en el Campo Militar Uno, en Lomas de Sotelo.

Quien pertenece a un Regimiento Mecanizado recuerda una refriega de a deveras, en septiembre pasado, en San Juan del Río Querétaro.

“Estaba muy tensa la situación, sólo pensaba en cuándo iban a dar la orden para ir sobre ellos, se mancharon”, dice sobre un ataque de pobladores que intentó robar mercancía de un tren.

“Uno tiene a su familia, habían lesionado a un compañero de un rocazo en la cara, muy gacho, y se siente como frustrante, que no puedas hacer nada, no responder a la agresión. Un compañero tuvo que soltar un disparo al aire, no sabíamos si eso iba a salir bien o peor, pero así te regresas al cuartel, madreado, derrotado y nos tenemos que tragar el coraje y nuestras lágrimas”, confía a Grupo REFORMA.

El sargento indica que, no obstante, se ciñen a las órdenes de sus superiores y las respetan, por el bien de toda la tropa.

“Si el comando dice, nadie avienta piedras, nadie dispara, hay que aguantar, pues aguantamos, ellos manejan la situación, y muchas veces sale bien”, dice a regañadientes.

Tres efectivos castrenses fueron entrevistados –bajo la condición del anonimato– a las afueras del Campo Militar, donde se ubica el Cuartel General del Primer Cuerpo de Ejército, que nutre de efectivos a las diversas operaciones en todo el País.

El sargento, un soldado de Infantería y un subteniente de Artillería coinciden en que en la actual Administración las tareas castrenses aumentaron, por lo que notan cansancio en sus compañeros.

Sin embargo, aseguran que su adiestramiento ha sido un factor determinante para hacer frente a sus nuevas misiones.

“Dígamos que ya estamos acostumbrados. Desde luego hay mucho más trabajo y ahora estamos a la vista de todos con el tema de los derechos humanos, nomás hay que ver las redes sociales (las críticas), pero nos hemos preparado, hay más conciencia sobre nuestro actuar”, expresa el subteniente de Artillería.

“Sí es lamentable que existan compañeros que son agredidos allá en los estados por la gente, que luego se ve que es pagada por la ‘maña’, pero se ha solucionado bien, la instrucción es no confrontar, y de alguna manera eso ha servido para que la misma gente de esos pueblos denuncien quién o quienes son los que realizan actividades ilícitas, con eso trabajamos”, establece el egresado del Heroico Colegio Militar apenas el año pasado.

Un soldado de Infantería indicó que lo más desgastante son las guardias en los cuarteles, en espera de ser enviados a los relevos al interior del País.

“Uno dice, va, vamos a la acción, nos gusta nuestro trabajo, trabajo que cuesta divorcios, separaciones con la novia, o dejar a la familia por mucho tiempo, pero también tiene la parte positiva, realizar la tarea o misión que te encargan, hacerla y regresar satisfecho, es la mejor parte, no fallar a nuestros mandos y al País”, expresa emocionado el soldado.

“Vale la pena, lo que te da el Ejército es disciplina, amor a México y protección social, todo cuesta trabajo y ahora más, se nos pide más y más, pero creo que vale la pena”, añade el militar con una sonrisa nerviosa.

Con información de El Imparcial