“Están matando a todos los judíos”, escuchó Roberto Strauss, testigo en Múnich ’72

Nira Khurana para Enlace Judío México e Israel – Los Juegos Olímpicos de Múnich 1972 fueron marcados por la tragedia. Un grupo terrorista tomó como rehenes a los atletas israelíes y asesinó a muchos de ellos. En esos juegos había un judío que competía por México, Roberto Strauss, quien conversó con nosotros para narrar su historia en Múnich.  

“¡Están matando a todos los judíos!” Esto fue lo primero que escuchó el nadador Roberto Strauss cuando el grupo terrorista palestino Black September tomó como rehenes a 11 integrantes de la delegación israelí durante los Juegos Olímpicos de Múnich 1972.

Roberto había asistido a la justa veraniega como el único atleta judío de la delegación mexicana. Un día antes de la masacre había terminado sus competencias, por lo que ese 4 de septiembre decidió hacer turismo.

“En la mañana ya había reservado un tour al campo de concentración de Dachau. Cuando regresé de esa visita estaba muy impactado por lo que vi, pues la familia de mi abuelo murió en un campo de exterminio”.

En la noche fue a celebrar el fin de las competencias con algunos de sus compañeros.

“Fuimos al centro de Múnich por unas cervezas y cuando llegamos estaba toda la conmoción, helicópteros sobrevolando y todo cerrado. Me dijo Jorge Urrienta, mi compañero de cuarto, ‘vámonos a la habitación’.”

Roberto no quería quedarse, así que tomó sus cosas, el poco dinero que tenía y huyó.

“Tomé el subterráneo para salir de la Villa. Lo único que pensaba era irme de Alemania, tomé un tren y amanecí en París”, cuenta a 47 años de la tragedia durante los Juegos Macabeos Panamericanos en los que participa como entrenador del equipo de natación de Estados Unidos.

En París vio las primeras noticias de lo que estaba ocurriendo. Esa madrugada integrantes del grupo terrorista palestino Black September había tomado como rehenes a 11 integrantes de la delegación israelí. Los palestinos exigían la liberación de 234 prisioneros en Israel y de integrantes de Red Army Faction, así como de Andreas Baader y Ulrike Meinhof que estaban detenidos en Alemania del Oeste. Después de horas de negociaciones y un intento fallido por rescatar a los rehenes, fueron asesinados por el grupo terrorista. En el fuego cruzado cinco de los ocho integrantes de Black September murieron.

Como Roberto Strauss no conocía a nadie en Francia y ya tenía poco dinero, se fue a Londres. Tres años antes había conocido a un atleta en la Macabiada Mundial y en 1970 se había quedado en su casa durante el Mundial de Futbol.

“Me gasté lo último que tenía en un sandwich. Llegué al metro sin dinero pero sabiendo en dónde vivía mi amigo. Busqué un mapa y corrí hasta su casa siguiendo la línea del tren. Resultó que ya no vivía ahí por lo que tuve que recorrer otras dos horas hasta su nueva casa”.

Fue hasta ese momento que pudo comunicarse con su familia en México. Terminó viendo la clausura en la televisión.

Al día siguiente de la clausura tomó un vuelo de regreso a Múnich. “Por suerte la delegación mexicana estaba a punto de partir, el jefe de la delegación me vio y me regañó. El entrenador Ronald Johnson, enojado, me levantó del cuello y me reclamó por lo que hice. En broma, le dije: ‘no me mataron los invasores pero usted me está matando. Se rió y me soltó’.”

En México, la prensa había buscado a su familia para saber su opinión de que su hijo era el único atleta judío representando a México. Su mamá no se preocupó en ningún momento pues pensaba que su hijo estaba protegido por la delegación.