México no es un país centralista; cada esfera de gobierno debe tener participación creativa: Porfirio Muñoz Ledo

CDMX.- El Presidente de la Cámara de Diputados, Porfirio Muñoz Ledo, manifestó que México no es un país centralista, sino soberano, por lo que invitó a que cada esfera de gobierno tenga una participación creativa, no obediente ni disciplinada.

Al participar en el acto inaugural del Foro Regional sobre el Análisis del Plan Nacional de Desarrollo (PND) 2019-2024, en Toluca, estado de México, aseguró que no es más soberana la Federación que los estados, ni más el estado que los municipios.

“En realidad el orden histórico comenzó al revés, porque el ayuntamiento es la inmediatez entre el ciudadano y un orden de gobierno; es decir, es la primera expresión de la soberanía”, comentó.

Explicó que si bien el PND sí contempla el tema del federalismo, no está suficientemente desarrollado. “Es una asignatura pendiente, porque México es un país en donde 80 por ciento de los recursos públicos los capta la Federación, 15 por ciento las entidades y cinco por ciento los municipios”.

Muñoz Ledo indicó que es preciso atender el tema de la suficiencia de los recursos en los otros dos órdenes de gobierno (además de la Federación). Recordó que en décadas pasadas hubo en México una convención nacional fiscal y estimó que si ese tipo de ejercicio no se convierte en una práctica nacional y regional, no habrá en el país un genuino federalismo.

Detalló que el PND se trata de objetivos concatenados en ejes fundamentales como austeridad, eficiencia gubernamental y distribución de funciones y una gran reforma administrativa.

“No necesariamente las funciones están donde deben estar. El Estado es generalmente obeso, son insuficientes los controles al gasto, hay superposición de atribuciones y todo eso requiere un enorme cuidado”.

También aborda la justicia expedita y real, la separación de los poderes políticos del económico, lo cual es muy importante porque aporta ambas esferas del quehacer público.

Agregó que una de las fallas más grandes del poder público en México en los últimos 30 años es el conflicto de intereses. “Si al mismo tiempo se es público y privado, salvo en las asociaciones, no es fácil discernir por cuál esfera del cerebro nos inclinamos en cada decisión”.