¿Existen túneles secretos en Chihuahua?

Por Alberto Delgado

Por muchos años historiadores han discutido la existencia o no de pasadizos secretos y una red de túneles que conectarían antiguos inmuebles de la ciudad, entre ellos iglesias, comercios y domicilios particulares.

 

Acudimos a conocer de manera directa la evidencia.

Bajamos al sótano de una tienda ubicada en la calle Libertad, contigua a la Catedral de Chihuahua; el edificio La Francia Marítima, construido en 1888.
Las escaleras de madera de más de cien años crujen a cada paso, hay mucha humedad.

No existe ventilación, y cancelaron la energía eléctrica, el polvo se siente en la garganta, hay tres grandes bóvedas.

Estamos abajo de la calle Libertad rumbo a Catedral; del lado izquierdo encontramos una extraña puerta que está sellada.

El encargado de la tienda asegura que había un túnel y que en apariencia conectaba con la iglesia, y que fue tapado en la última remodelación de la calle por una razón, dejaba expuesta la seguridad del negocio.

Dijo que en la oquedad cabía una persona, pero desconoce para que la utilizaban, pues ningún especialista ha realizado un estudio a fondo.

Invitamos al historiador Edelmiro Ponce de León a conocer el lugar, un hombre escéptico.

Niega de entrada la existencia de túneles secretos.

Algunos de sus colegas lo contradicen, pero considera que la mayoría de los huecos encontrados abajo de la tierra eran parte de una red de acequias, no para el traslado de personas.

Señala que son leyendas urbanas, simplemente no es posible que no los hayan mencionado en sus escritos los historiadores José María Ponce de León o Francisco R. Almada.

 

R. Almada nació en 1896 y falleció en 1989, fue investigador, historiador y político. Fue gobernador de Chihuahua en dos ocasiones, tres veces alcalde de Chínipas, tres veces diputado local y tres veces diputado federal.

El investigador Miguel Anguiano Carlos dice todo lo contrario, casi firma con sangre que los túneles existen.

Según su palabra, los pasadizos atraviesan la ciudad e incluso existen algunos a 18 metros de profundidad, los cuales conectarían varios inmuebles históricos, entre ellos la Catedral.

Justifica el desconocimiento por hermetismo, y porque los propietarios de los inmuebles tienen cierto recelo para que se intervenga en sus fincas.

Explica que no es extraño que las entradas estén selladas o prohibidas.
Edelmiro Ponce de León reitera que son leyendas, cosas que dicen los guías de turistas, y que no hay pruebas.

Emplazó a Anguiano a contrastar sus dichos, no con hipótesis, sino con pruebas contundentes.

En entrevista con el maestro en historia, Carlos Fernández Baca, afirmó que el caso de la Francia Marítima es muy claro.

Ahí utilizaban un sistema de descarga mercancías para el sótano de la tienda.
Añadió que ni siquiera podía ser una descarga de agua, pues si así fuera, el acceso estaría más abajo.

Las primeras tuberías de agua en la ciudad se instalaron alrededor del año 1892, y antes el líquido vital viajaba en acequias cubiertas, dice Edelmiro.

Pero más allá de las evidencias presentadas, existe poco interés oficial para investigar de manera seria este tipo de eventos.

No hay foros de discusión, no hay apoyo financiero, no hay promoción, y al final todo se convierte en leyenda o mito, porque cada uno de los especialistas da su versión y no los reúnen ninguna autoridad para aterrizar sus pruebas.