Ximena y Xóchitl, las jóvenes sicarias que cocinaban vivas a víctimas

La historia de estas dos mujeres de Nuevo León conmocionó a muchos, pues hablaron de cómo sus vidas cambiaron de la noche a la mañana tras ingresar a un cártel

MÉXICO.- Dos peligrosas mujeres sicarias confesaron cuáles fueron los peores crímenes que cometieron, siendo uno de ellos ser ‘pozoleras’ es decir, cocinar vivas a sus víctimas.

El crimen organizado no es solo para los hombres, pues las mujeres sicarias también han sembrado el terror en más de un estado de la república, siendo igual o en ocasiones mucho más peligrosas y violentas que los narcos más famosos.

Dos mujeres identificadas como Ximena y Xóchitl, quienes son conocidas como ‘Las sicarias pozoleras’ revelaron los crímenes más sádicos que cometieron en los cárteles, como cocinar vivas a sus víctimas para disfrutar de su sufrimiento.

La historia de estas dos mujeres conmocionó a muchos, pues hablaron de cómo sus vidas cambiaron de la noche a la mañana tras ingresar a un cártel, donde se la lucha por la supervivencia se volvió algo cotidiano.

Tanto Xóchitl como Ximena cumplen condenas de 30 a 50 años en el penal femenil de Nuevo León por los terribles crímenes que cometieron durante su tiempo como integrantes de los cárteles más peligrosos de México.

Uno de los que más conmocionó a las autoridades fue su participación como ‘pozoleras’ cocinándolas vivas, pues ‘eran ellas o las víctimas’, relató Xochitl, quien reveló que la drogaron para que realizara esta violenta labor.

Esta mujer pasó de ser pozolera a jefa de plaza en el cártel para el que operaba, orquestando ataques a rivales e incluso secuestros, aunque también se deshacía de cuerpos que los narcos ejecutaban y ella disolvía en tambos de diésel.

El secretario de seguridad estatal Aldo Fasci estipuló el pasado 1 de febrero que las mujeres sicarias comienzan a tener más peso en los cárteles, y prueba de esto son Ximena y Xochitl, quienes se consideraron de las sicarias más peligrosas antes de su captura.

Asimismo, revelaron que las cosas no son lo que parecen, pues desde el primer día y su primera encomienda cocinando personas, se percataron de que su vida jamás iba a volver a ser la misma, y ahora pagan por sus crímenes.

Con información de Vanguardia.